martes, 20 de noviembre de 2007

Y quise dormir en tu cuna...

Mañanita de niebla. Hurgando en mi memoria levanto la vista del teclado del moderno ordenador, y como niño en su primera comunión, salgo a pasear con mi nueva gabardina. Nueva sobre mis hombros, pero heredada de mi abuelo, aquél que escuchaba la Pirenaica durante una avara y despiadada etapa en la que nuestro pueblo sufrió duras represiones y castigos injustificados, por el simple hecho de ser obrero, humilde, sacrificado...

Con frío en el rostro, llego a la Cruz del Carmen; vacía, sola, moteada por las pequeñas yerbas que son acariciadas por las brillantes lágrimas de rocío. Debo seguir andando, que se desgrana el día... ¡Buenos días Zapata! Dos teleras blanquitas. Sevilla en Carmona. ¡Qué bonita ha quedado la calle con la Sebastiana! Tiene usted razón, Gordito. Que no se me olvide que cuando baje, me pase por Santa Ana, camposanto que fue de esta bendita villa. Vaya usted con dios. Y continúo escuchando el piar de los gorriones en el Paseo del Estatuto, aquel que hace muchos, un 4 de Diciembre estuvo abarrotado por nuestros padres y abuelos luchando por nuestras libertades como andaluces. NO al 142, SÍ al 151. Blas Infante hubiera estado orgulloso de ver que la Nueva Antequera era un lucero de ocho puntas... Me asomo a la Alameda, llamada de Alfonso XII. Y nada más respirar el aire puro que emana de su arboleda, se me viene a mi mente los versos de una canción que decían: “Quejíos, son los aires de la Alameda, hay un lucero escondío, amaneceres surcan las estrellas...Quejíos, alboreá dentellada de seda, no niego que te he querío, ¡Ay Alameda... Ay Alameda...!”

El tiempo corre, aunque no por la castigada y a la vez esbelta San Pedro, perfumada de azahar, majestuosa Giraldilla, veleta carmonense al estilo de su hermana mayor, que la vigila desde El Arenal; humildad y paciencia hermanos, que volveremos a alumbrar Carmona cuando los rayos de Sol comiencen a aparecer tras la imponente Puerta de Sevilla. No hay palabras para ese castillo, puerta de entrada a 5000 años de historia. La judería, por la noche, que es cuando el encanto se hace presente por las angostas calles de San Blas, por sus costanillas, plazoletas y barbacanas. El paso del tiempo se estancó aquí hace siete siglos. Mudéjar San Bartolomé. Silencio, que subo por San Felipe y expiro en el Molino. Miro hacia mi Vega, verde como el trigo verde. Una suave neblina acaricia estas tierras inmensas...Café en el Parador y evadirme en el pasado de nuevo, creyendo, como decían los antiguos, que Carmona era puerto de mar, por la sensación que la bruma transmitía acariciando las suaves tierras que son vigiladas desde la cima de los Alcores.

Santiago paciente. Un auxilio a la columna del azotado más castizo. Son las 12. Campanas otoñales repican en la prioral. Esplendorosa catedral gótica, antigua mezquita morisca, presente y pasado, pañuelo de San Teodomiro cuando llora. Podéis ir en paz, pero a Santa Clara. Hermana, que sean surtidos, y torta inglesa de cabello de ángel, que en la plaza de Abastos y en la de Arriba no se puede. Que Dios le bendiga.

He llegado tarde, cinco mil años tarde abuela. Yo quisiera volver atrás, y vivirlos todos, y clamar que tengo cinco mil razones para que Carmona no sólo sea de los carmonenses, sino de todos, como lo fue cartaginesa, romana, visigoda, árabe y cristiana. Y cuando intenté despertar del sueño en vida de ti, Carmona milenaria, no pude, porque quise dormir en tu cuna.

1 comentario:

María Arriaza dijo...

...Irías en apariencia
distraido y aburrido
en secreto, mirando
(...)

Así, con pasmo indiferente,
como llevado de otra mano
llegaría al mundo
que fue tuyo otro tiempo,
y allí le encontrarías,
al tú de ayer,que es otro hoy.

Impotente,extasiado
y solo,como un árbol,
le verías, el futuro
soñando, sin presente ...

Luis Cernuda

No has llegado tarde. Has llegado justo a tiempo para vivir sobre el suelo que otros hicieron para ti. Justo a tiempo para llenarte de tierra, de ayer, de historia.
Pero para llenarte también de hoy, de estas horas que pasan, de este día de frío y esta tarde de bochorno.

Para llenarte, de estas aceras calientes que te recuerdan que por los mismos caminos que hoy pisas, tus abuelos pisaron en busca de un nieto futuro.
Gran texto para Carmona y su gente, felicidades.

UN BEZITO, MARÍA ARRIAZA